Las cigarras al igual que sus parientes el grillo no cantan: estridulan, y al igual que ocurre con sus parientes de la noche, solo lo hacen los machos.
Su sonido característico nos ha acompañado desde niños cuando estamos de paseo en áreas naturales la historia de este interesante espécimen es muy amplia.
Este curioso sonido se debe a unos sacos de aire situados en el abdomen que inflan y desinflan a través de unas membranas al que los entomólogos denominan timbales.
Y sí, es cierto: la potencia y la intermitencia de ese característico rechinar, que para algunas personas puede llegar a resultar ciertamente molesto, se acelera con el aumento de las temperaturas.
Por eso nos parece que las cigarras suenan con mayor intensidad durante las olas de calor y en las horas centrales del día.
La cigarra o también conocida como chicharra corresponde al reino de los insectos grandes y bulliciosos, pertenecen al orden de los hemípteros, sin embargo, como parte de su ciclo biológico natural, cada 17 años emergen de sus escondites subterráneos durante los meses de abril y mayo.
Como parte de sus curiosidades tenemos las fascinantes costumbres de estos insectos, que han sido motivo de asombro desde épocas antiguas, pasan gran parte de su ciclo vital bajo tierra, donde succionan la savia de las raíces y plantas.
Las cigarras (Chicharras), están envueltas en muchas invenciones de camino tradicionalmente suelen decir que él ruido que ellas efectúan predicen el clima o que simplemente atraen la lluvia.
Si bien, la aparición de las mismas suele ser en simultáneo con el clima lluvioso, la única relación es que el insecto necesita de la humedad del aire para empezar su metamorfosis.
Sus hábitos alimentarios son extensos, su presencia puede ser captada a simple vista debido a que atrofian el crecimiento de las plantas una vez que las ninfas de las cigarras (Cigarras Juveniles), salen del suelo y trepan los árboles.
Una vez que los adultos atraviesan el ruidoso período de apareamiento, pues las hembras perforan hoyos en las ramas pequeñas de los árboles y arbustos para poner sus huevos.
Uno de los verdaderos peligros a los que se enfrentan las chicharras es la actividad humana, su proceso de reproducción no puede ser efectivo sin la presencia de árboles en su entorno los cuales le permiten aposar y realizar el sonido de apareamiento.
Su ciclos de vida son tan prolongados que no pueden adaptarse a nivel evolutivo, y enfrentar la deforestación y a la creciente carencia de recursos naturales en la Tierra.
“La Cigarra, nada revela en su canto que debe morir mañana”.
Matsuo Basho.
Prensa Ecosocialista / Prensa, Dirección Regional de Inparques Caracas / Texto: Katiuska Cera.